
En un
encuentro discreto
y con poco brillo lo más resaltante fue el triunfo del “tren del oeste” por 2 a 0. Partidos son partidos y los
merecimientos en el fútbol no suman puntos, solamente los goles convertidos.
Esta tarde La Picada logró su primer
objetivo, ganar de local y derrotó a Sol de Mayo de la liga Apostoleña por 2 a 0 en la llave Nº23 del torneo del interior.
No pudo lograr una superioridad futbolística "avasallante", porque el adversario también existe y vino a plantear una estrategia
muy conservadora.
Sol quiso jugar su
partido, no era primordial ganar, un empate le quedaba como anillo al dedo y se conformaba con esa posibilidad, más aún con la expulsión a los 6” de la segunda etapa de Cabral por simular una falta.
La Picada no supo manejar los tiempos
en la primera etapa. Sin salida por
las bandas, no pesaba Sánchez, incomodo
Matías Álvarez como marcador por la
derecha siendo zurdo, (todos los avances rivales pasaron por ese sector).
Bóveda el más criterioso, Bernal desaparecido, “Carranza” Fernández muy retrasado, y los de arriba huérfanos.
Con este panorama era muy difícil crear
situaciones de riesgo ante el “golero” Bessold.
Tuvimos que esperar hasta los 6” para que Noguera mandara un centro y
Solís no llegara a la pelota. Tras “cartón” nuevamente el marcador de
punta envía la pelota al área, ahora desde el córner y Joselo Bernal es molestado por un defensor.
“El tren” no encontraba
los espacios necesarios, ante la presión constante de los conducidos por Sandro Barbaro, que se apoyaban en la “sapiencia” de Diego Valenzuela, la dinámica
de Frutos y la calidad individual de
Gamarra.
Poco, muy poco, para inquietar al “choco” Rodriguez, que tuvo que controlar un disparo desde lejos del “tucu” y se asustó cuando lo
madrugaron el primer palo desde la salida de un tiro de esquina.
Así y todo llegó Sol de Mayo, cuando el
marcador de punta Martínez, se encontró
con un regalo dentro del área y su
disparo se fue desviado.
Cuando no
aparece Sánchez en los "verdes" las salidas no son
claras, pero Fernando se animó a los
22” mandó el centro y Walter Fernandez de frente cabecea a
las manos del arquero.
Contadas las
jugadas, sumamos mas los cortes y retenciones por ello, el trámite se
transformó en un enredo.
No arriesgaron
los visitantes, y los locales no podían descifrar el partido.
Todo cambió en la segunda fracción. Porque inocentemente se hace expulsar el N º 9 Cabral y Sandro Bárbaro
tiene que mover el banco, haciendo ingresar a Stepa otro hombre de área.
Con
un jugador menos, el desgaste a cuestas y la posibilidad de conseguir un
empate los de Colonia Liebig se
retrasaron en demasía.
Había que esperar para saber si aguantaban el cero a cero. Con la cancha y el espacio entregado por los que vinieron de
visita, La Picada lograba de a poco conquistar
los lugares estratégicos que le faltaba en la ofensiva.
Con el terreno a su favor, “el
tren del oeste” tuvo el dominio territorial, pero no conseguía una
superioridad futbolística.
Le costaba
llegar, los claros no aparecían, hasta que “Manolo”
Sánchez Ocaña probó desde afuera
de la zona roja y el rebote no pudo ser alcanzado Solís.
Después, Germán Solís se recostó
hacia las bandas buscando libertad, recibió la pelota guapeó arrastrando la
marca, envió el esférico hacia el medio y Sánchez
Ocaña no le pudo dar dirección a su disparo.
Insistía el local, buscaba
penetrar, y el técnico Víctor Medina
entendió que era el momento del cambio.
Tomás
Petry saltó al campo y era más agobiante la presión. Algunos ya pensaban que el empate se clavaba en cero, hasta que Gustavo Bóveda como en el partido de
ida ante Papel se acercó a la
medialuna para encontrarse con la “redonda”
su disparo se desvió en el camino y Bessold
nada pudo hacer, gol y desahogo, 40” y quedaba todavía la frutilla del
postre en el cierre del partido.
Tomás
Petry puso el freno y la pausa, abrió el camino para la llegada de Sánchez Ocaña que por izquierda y
dentro del área, sacó un “misil” que
se clavó en el ángulo superior del arco de Sol
De Mayo.
Festejo interminable
para un justo triunfo, que le da la
tranquilidad al técnico para plantear el partido revancha de la mejor manera.
No existen los merecimientos, solo las realidades y estás nos demuestran, que nada es lógico en este deporte, todo depende
del propio futbolista y gana el que hace más goles.
Lo más preocupante de la jornada, fueron las amonestaciones.