
Increíble
pero cierto. Cuando “el tren del oeste” se aprontaba a
jugar uno de los partidos más importantes del torneo del interior, para saber
quién era el único representante de Misiones
que seguiría en competencia, se quedó por el camino.
En la era de la tecnología de la modernización de los transportes es
“ridículo” decir que el micro que
transportaba a los jugadores se plantó.
Por
suerte “La Picada” viajaba a una localidad cercana que se encuentra
aproximadamente a 60 km y los hinchas que
acompañaban, todavía no habían llegado.
Y
los futbolistas que tendrían que estar tranquilos pensando solo en el
partido, tuvieron que bajarse hacer un trasbordo y llegar hasta la cancha con
los aficionados.
Esto, no es lo
correcto. El “jugador” tiene un millón
de ratones que le taladran en la cabeza y difícilmente logre una estabilidad
emocional a la hora del partido.
En estos
casos pesa la experiencia, el carácter, la responsabilidad de cada uno, pero cuando
al ser humano se lo saca del contexto como sucedió rumbo al estadio General Belgrano, el nerviosismo
comienza a presentarse, por la intranquilidad propia de la circunstancia vivida.
Esto no fue el factor fundamental de
la derrota, pero es una perlita que sumadas a otras hacen el “collar” que ahorcó al equipo de Victor “pata” Medina.
Es “tonto” imaginar “que en una
competencia de esta trascendencia no se pueda llegar a un escenario deportivo
por la contratación de un micro que no esté en condiciones.